Color. Diseño. Marca.

El color no es solo un acompañante de las formas; este puede ser un elemento significativo fundamental en un proyecto de diseño gráfico y de comunicación visual. Los colores producen diferentes emociones e influyen de manera decisiva en nuestra percepción de la realidad, hasta el punto de definir la personalidad de una empresa.

El acto de diseñar implica la utilización del color y, por lo tanto, la aplicación a este proceso de sus funciones comunicativas. El color ejerce sobre las personas un triple poder: el poder de impresionar, ya que el color se manifiesta llamando la atención del observador; el poder de expresión, debido a  que el color expresa un significado y este provoca una emoción; y el poder de construcción, puesto que el color posee un significado propio, capaz de construir por sí mismo el lenguaje gráfico comunicativo de una idea.

Existen estudios acerca de la psicología del color y de en qué manera estos transmiten emociones al espectador. El artista Josef Albers, demostró en La interacción del color (1963) que nuestro ojo nunca percibe un color como realmente es. Esto supone un enorme aspecto a tener en cuenta, ya que un color puede ser percibido de diferente manera, dependiendo del color con el que haga contraste, teniendo especial importancia el estudio de diferentes combinaciones, hasta dar con aquella que realmente funcione.

En diseño gráfico, su importancia reside fundamentalmente en la manera en la que el cliente percibe la marca a primera vista. Las diferentes combinaciones de colores y su juego con la tipografía pueden dar como resultado una gran variedad de diseños, con distintas interpretaciones a su vez. Es labor del diseñador, en colaboración conjunta con la empresa, encontrar la conexión perfecta de letra, forma y color, dando como resultado la imagen y mensaje que pretende transmitir la marca.